En el Siglo XVIII Rafael Urriago comerciaba con el Chocó y en uno de sus viajes, más allá de Istmina, en la peña de la Trinidad, acosado por ...
En el Siglo XVIII Rafael Urriago comerciaba con el Chocó y en uno de sus viajes, más allá de Istmina, en la peña de la Trinidad, acosado por la sed se acercó al río y vio en la orilla una tabla que le causó admiración ya que en ella se percibía una sombra, como la imagen de un santo. La guardó cuidadosamente y la llevó a su casa de Yegüerizo (era el antiguo nombre del corregimiento de Ricaurte), y se la obsequió a su tía Manuela para que la guardara como recuerdo de sus viajes por el Chocó. Su tía Manuela la conservó con gran esmero, puesto que presentaba una sombra que nadie comprendía y por esta razón fue guardada con cuidado por quienes la heredaban.
Fallecida Manuela Urriago, quedó la tabla en manos de Sixta Cruz, luego la heredó Mariana Cruz Triviño. Al fallecer ésta, la adquirió su hija Domitila Triviño, quien la colocó en una repisa. Debido a un temblor la tabla cayó y se rompió en tres pedazos. La dueña unió los pedazos de la tabla con una costura. La tabla ha soldado de modo maravilloso (Hoy no hay tal costura, pues la pintura es continua y no son visibles sino dos líneas transversales que no destruyen la unidad y la belleza de la imagen). La imagen se hacía cada vez más visible y la gente de los alrededores acudía a conocer el santo que estaba apareciendo en la casa de Domitila Triviño.
A mediados de septiembre del año de 1928, el entonces Obispo de la Diócesis de Cali, Monseñor Luis Adriano Díaz se dio cuenta de la existencia de esta imagen en Yegüerizo, por las personas devotas que venían a diario con el fin de conocer el Santo de Yegüerizo (este fue el primer nombre que tuvo la imagen), y aprovecho una visita pastoral a la Parroquia de Santa Ana del Pescador (Bolívar, Valle), para conocer esta mencionada imagen, y confirmar si en realidad era obra de Dios. Al ver en dicha tabla la sombra que presentaba, constató que en realidad era una imagen que iba apareciendo día tras día y dijo que era la imagen del Ecce Homo (frase latina que traduce “Aquí tienen al hombre” Jn. 19, 5-, pronunciada por Pilato ante el pueblo después de haber mandado azotar a Jesús), e inmediatamente ordenó el traslado de esta imagen de la casa de paja de la familia García Triviño, donde la veneraban diariamente los peregrinos, a la Capilla de Nuestra Señora de las Mercedes de Yegüerizo. La imagen en efecto fue instalada por el mismo Obispo, después de una solemne y concurrida procesión.
Cuando en 1962, se creó la Diócesis de Cartago, quedó incluido el territorio de la nueva diócesis el corregimiento de Ricaurte. En el mismo año 1962 ocurrió un fuerte temblor de tierra que dejó destruida la capilla de las Mercedes. El párroco de Bolívar se dio a la tarea de reconstruir con ayudas de los devotos y fieles de la zona, de modo que la antigua capilla dio lugar al templo que hoy lleva el nombre de Santuario del Divino Ecce Homo, de Ricaurte, Valle.